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de viaje
Un afiche con
tres surfistas de caricatura yendo a la playa apareció en
los muros santiaguinos de 1988. En la universidad decían
que un grupo de Concepción llamado Los Tres estaba tocando
rockabilly al modo de los Stray Cats en Matucana 19. El grupo era
capaz de más cosas inéditas: invitados alguna vez
a un programa juvenil del canal once en que no se podía tocar
en vivo, pasaron de fondo un caset de los Woodentops como propio
y tocaron encima sus instrumentos sin enchufar. Difícilmente
los Woodentops hayan vuelto a sonar en la TV chilena desde entonces.
Ese grupo de Concepción
está tocando gratis esta tarde de 1989 ó 1990 en un
escenario armado en la Plaza Almagro, mientras unos vecinos traen
sus sillas de playa y sus nietos juegan con tierra a la hora de
la puesta de sol. En el rock chileno es la época de un dark
trasnochado y de una resaca del pop de los '80 dedicada a un pobre
funky sin sabor. Este grupo, en cambio, parece no tocar notas de
memoria, sino jugar dentro del compás y las armonías,
como en la vieja escuela. Pancho Molina toca rock como un baterista
de jazz, Roberto Lindl se da el lujo de pulsar un contrabajo y el
grupo escribe inauditas canciones melancólicas con guitarras
sin efectos que pronto serán oídas en un primer disco
destinado a liderar el ranking college, si en Chile tan sólo
hubiera radios college, con títulos como Flores secas, Pájaros
de fuego o Un amor violento.
-A ver, ¿cuántos
de aquí tienen el primer disco? -preguntó el cantante
y guitarrista Álvaro Henríquez en un momento del concierto
unplugged que Los Tres dieron en los estudios de MTV Latino en Miami,
el 14 de septiembre de 1995, seis años después de
la llegada del grupo a Santiago. Definitivamente en Miami pocos
tenían el primer disco de Los Tres, que para entonces ya
se ocupaban de ganar una frontera inédita para el rock chileno
con ese disco, hecho en una época en que MTV aún era
interesante de ver: publicado al año siguiente, Los Tres
unplugged vendió 120 mil copias en Chile sólo en 1996.
Los Tres acaban
de mostrar en Miami una canción en tono menor llamada Traje
desastre, contemplativo estreno reservado por el grupo para la ocasión.
''Nuestra parte superficial ya fue mostrada, y por eso el tema nuevo
es así'', dice minutos después del show Henríquez,
en un camarín donde han llegado de visita Café Tacuba,
huéspedes de MTV el día anterior. ''Pudimos haber
escrito un tema pegador y salir a ganar, pero esas concesiones nacen
del pánico al público, y habíamos ensayado
tanto que en realidad no podía salir mal'', asegura el cantante,
con la certeza del que sabe que hasta la escenografía está
de su lado: el cuadrilátero donde acaban de tocar Los Tres
es igual al que Elvis Presley pisa en su disco en vivo Elvis come
back, un disco del '68.
-La actitud ha
sido la misma de cuando llegamos a tocar por primera vez en Santiago:
si les gusta, bien; si no, mala suerte -dijo Henríquez. Ya
no era Miami '95, sino México D.F. '96, justo luego de un
incipiente recital en la librería El Péndulo, donde
las cuecas de Los Tres fueron entusiastamente tomadas por huapangos
por la audiencia. Tres años más tarde, la Feria del
Libro de Guadalajara fue su último escenario en ese país,
en una memorable noche en que cuatro mil mexicanos vieron a la banda
tocar en la calle parte de su último disco, La sangre en
el cuerpo (1999): la bendición final a un cancionero hecho
siempre de sensibilidad, inquietud y oficio . Entonces no se sabía
que era una despedida. Fue en abril del año siguiente, en
Chile, cuando el grupo anunció su separación.
Tampoco se sabe que la de esta noche de marzo de 2000 en el bar
La Batuta es una despedida. Los Tres no se lo han dicho a nadie,
pero saben que ésta es la última vez que tocan aquí.
Han puesto la bandera del Consejo de Todas las Tierras como telón,
han empezado con Somos tontos, no pesados y al quinto tema están
tocando una canción delirante de Los Diablos Azules titulada
Deja eso ya. Angel Parra ha superado hace tiempo su propia noción
del solo de guitarra: en una melodía como Te desheredo lo
que inventa es otra canción dentro de esa canción.
El paso del tiempo está ahí, palpable, en la diferencia
entre la pulcra acústica unplugged de hace seis años
y el rock lanzado y eléctrico de estas últimas jornadas.
''Muchas gracias por todo. Y gracias por todo'', será toda
la despedida prensada en su postrero disco en vivo, Freno de mano
(2001). La actitud es la misma que cuando llegaban por primera vez
a Santiago, México o donde fuera. Sólo que ahora Los
Tres no llegan: se van. Si les gusta, bien; si no, mala suerte.
david ponce.
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